lunes, 2 de febrero de 2015

La señora Dalloway cumple 90 años!

Mrs. Dalloway turns 90!

Extraña y paradójica situación, ya que es imposible porque un personaje ficticio que acaba suicidándose no puede cumplir años. 
En realidad se trata de una novela escrita por Adeline Virginia Wolff (25/ene/1882 - 28/mar/1941) de la cual se han extraído varios pasajes. 

Mrs. Dalloway, Londres, The Hogarth Press, 1925


El olvido de la gente puede resultar hiriente, su ingratitud corrosiva, pero esta voz, fluyendo sin fin, año tras año, lo absorbería todo, sea lo que fuere: esta promesa, este camión, esta vida, esta procesión; los envolvería a todos y se los llevaría a cuestas, como el hielo en el rudo caudal de un glaciar atrapa una esquirla de hueso, un pétalo azul, unos robles, y los arrastra consigo.”
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Le molestaba, sin embargo, llevar a este monstruo brutal revolviéndose en su interior. Oír el crujido de las ramas y sentir los cascos machacando el suelo de aquel bosque cubierto de hojarasca, el alma; no estar ya nunca satisfecha, ni completamente segura, porque en cualquier momento podía revolverse la bestia, ese odio que, sobre todo desde su enfermedad, tenía el poder de darle la sensación de que la arañaban, de que le dañaban el espinazo; le causaba dolor físico y conseguía que el placer en la belleza, en la amistad, en estar a gusto, en ser amada y en hacer de su casa algo encantador, temblara, se derrumbara y doblara ¡como si verdaderamente hubiese un monstruo escarbando en las raíces! ¡Como si toda la armadura de contento no fuese más que egolatría! ¡Este odio!”

Foto 1

Porque ésta es la verdad de nuestra alma, pensó, de nuestro ser, que habita los mares profundos como un pez y va nadando entre oscuridades, colándose entre las matas de gigantescos hierbajos, por espacios moteados de sol, adentrándose más y más en las tinieblas, la frialdad, la profundidad, lo inescrutable; de repente salta a la superficie y se exhibe nadando en las olas rizadas por el viento; es decir, tiene una imperiosa necesidad de rozarse, rascarse, animarse con chismorreos.”
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Además, murmuró, a medida que la noche avanzaba, a medida que la gente se iba marchando, una se encontraba con viejos amigos, lugares y rincones tranquilos y las vistas más preciosas. ¿Sabían preguntó que estaban rodeados por un jardín encantado? Luces, árboles, maravillosos lagos centelleantes, y el cielo. ¡Nada más que unas cuantas luces de colores, le había dicho Clarissa Dalloway, en el jardín de atrás! Pero ¡era una maga! Era un parque... Y no sabía cómo se llamaban, aunque sabía que amigos eran, amigos sin nombre, como canciones sin letra, siempre las mejores. Pero había tantas puertas, lugares tan inesperados, que no encontraba el camino de salida.”
Foto 2

Había una cosa que sí importaba; una cosa, envuelta en palabras vanas, desfigurada, oculta en su propia vida, abandonada diariamente en la corrupción, en las mentiras, en las palabras vanas y esto es lo que él* había conservado. La muerte era desafío. La muerte era un intento de comunicarse, ya que la gente siente la imposibilidad de llegar al centro que, místicamente, se les escapa; la intimidad separaba; el entusiasmo se desvanecía; una estaba sola. Había un abrazo en la muerte.”
(*) Septimus Warren Smith.
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Ahora voy dijo Peter. Pero se quedó sentado un momento más. ¿Qué es este terror? ¿Qué es este éxtasis?, se preguntó. ¿Qué es esto, que me llena de tan extraordinaria exaltación?

Es Clarissa dijo. | «It is Clarissa, he said.»


Sí, porque allí estaba.” | «For there she was»


F I N
Foto 3



Créditos:



Foto 3

Fondo|Background: Stock_52_by_soleildenuit2 via DeviantArt.

Marco|Frame: Black_frame_by_darkrose42_stock via DeviantArt.

Retrato|Portrait: "Virginia Woolf 1927" by Unknown - Harvard Theater Collection, Houghton Library, Harvard University. Licensed under Public Domain via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Virginia_Woolf_1927.jpg#mediaviewer/File:Virginia_Woolf_1927.jpg



Foto 1 y 2