Por ello, quiero adelantar esa fecha para indicar que se trata de una labor permanente. La explotación laboral de la infancia es un problema alarmante que dificulta la educación de las niñas y niños, poniendo en peligro su salud, su desarrollo físico, emocional y social.
Es necesario definir unos ejes de actuación, unos objetivos fundamentales en los que está basada esta lucha contra un problema global y que produce repulsa a nuestro sentido común. Son cuatro puntos extraídos de la Conferencia de Oslo de 1997.
Estos objetivos están referidos a la educación, la lucha contra la pobreza, la mejora de las condiciones laborales y económicas de las familias y, por último, a la ratificación y el cumplimiento de las normativas internacionales.
Educación.
Se la considera como uno de los principales recursos para impedir y eliminar la explotación laboral de la infancia.Por ello, se demanda un incremento del apoyo financiero para poner en marcha programas educativos adecuados, adaptados a la realidad social de cada país, poniendo especial énfasis en la alfabetización de todas las niñas y niños.
Lucha contra la pobreza.
Por desgracia, es el principal motivo que conduce a los pequeños al trabajo explotador.Así pues, se exige destinar a los sectores sociales básicos, tales como salud, educación, agua y crédito a los más pobres el 20% de la Ayuda Oficial al Desarrollo, y, por supuesto, el cumplimiento del compromiso de designar el 0,7% del Producto Interior Bruto a la Ayuda Oficial al Desarrollo.
Mejora de las condiciones laborales y económicas de las familias.
De esta manera se haría innecesaria la contribución económica de las niñas y los niños.Así, respaldar las iniciativas que luchan por establecer salarios dignos para los trabajadores en general, y promover acciones positivas entre empresarios y consumidores, no es tarea fácil, pero existen fórmulas eficaces como el Comercio Justo, los códigos de conducta o la etiqueta de garantía social.
Ratificación y cumplimiento de las normativas internacionales.
Demandamos que nuestros representantes participen activamente y apoyen la participación de otros Estados en la elaboración, ratificación y cumplimiento de una nueva norma internacional dirigida a la prohibición de las formas más intolerables de trabajo infantil, garantizando la rehabilitación e integración adecuadas de las niñas y los niños.Un ejemplo llevando a cabo este último objetivo es la normativa adoptada por parte del Estado argentino.
Las estadísticas son información y existe tanta información verdadera como falsa. Se han intentado conseguir los datos más fiables para redactar este artículo, donde las buenas noticias quedan para el final.
La cifra en 1997
se obtuvo a partir de niños de 5 a 14 años, y no incluía
actividades no económicas regulares (servicio doméstico). El
muestreo en 2012 se sitúa en el rango entre 5 y 17 años de edad.
Es obvio que las estadísticas mejoraron de manera sustancial en los últimos dieciocho años y sería deseable que siguieran de este modo, aunque este deseo está en verdadero peligro de desaparecer, por la desigualdad extrema que está provocando la crisis financiera en occidente.
Si queremos, podemos empezar a tomar conciencia todos nosotros de este problema o podemos dejarlo, como por desgracia casi siempre ocurre, en un discurso lastimoso que no lleva a ninguna parte.
Es obvio que las estadísticas mejoraron de manera sustancial en los últimos dieciocho años y sería deseable que siguieran de este modo, aunque este deseo está en verdadero peligro de desaparecer, por la desigualdad extrema que está provocando la crisis financiera en occidente.
Si queremos, podemos empezar a tomar conciencia todos nosotros de este problema o podemos dejarlo, como por desgracia casi siempre ocurre, en un discurso lastimoso que no lleva a ninguna parte.
El futuro está en
nuestras manos y nos corresponde actuar en consecuencia.
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